En algún momento del inicio de este siglo los muscle cars y los V8 de alta cilindrada estaban de regreso después de décadas sepultados como dinosaurios, tras la crisis del petróleo de los 70s.
En medio de aquel regreso, Dodge lanzó el Viper que iba más allá con unV10 de 8,3L, y Chrysler quiso tener su versión pero más refinada y con un V8 HEMI más apuntada al Corvette, pero finalmente el proyecto no cuajó.
Antes de seguir, recuerdo dos datos curiosos, Chevrolet planeó un Corvette V12 anti Viper y por 2018 se rumoreó el regreso del Viper con un V8.
Chrysler Firepower: en pleno fuego cruzado
En los 2000, el tercer grande de Detroit buscaba mejorar su imagen empezando por un diseño de estilo elegante, con rasgos retro del Art Déco.
Aprovechando su alianza con Mercedes Benz, la Chrysler ya había lanzado al Crossfire, un biplaza basado en la primera generación del SLK y en el Salón de Detroit de 2004 se animó al mundo de los hiperdeportivos con el ME Four Twelve con el V12 que después usó el Pagani Zonda. En el medio quedaba espacio para algo más.
Chrysler volvió al Autoshow de Detroit del año siguiente con el Firepower, nexo entre su hypercar y el pequeño deportivo. El nuevo modelo tomaba la base del Viper y con ello sus brutales proporciones, pero cambiaba la mecánica y el enfoque.
Elegante y con detalles que podrían haber convivido en un Aston Martin, este Muscle GT cambiaba el V10 de 8,3L del Viper por el V8 HEMI de 6,1L desarrollado por SRT que entregaba 425 CV, menos que en su hermano, pero más que en un Vette. Además del estilo y potencia, el enfoque elegante estaba puesto en la transmisión, que era una automática convencional de cinco velocidades.
Se acaba el poder de fuego
Chrysler tenía la base, el motor, un diseño que elevaba el prestigio del lenguaje actual de la marca, e incluso un interior que se sentía prestigioso, pero usando muchos componentes vistos en otros modelos de la marca. Las cartas estaban todas en las manos, pero la jugada ganadora nunca llegó a bajar a la mesa.
Los norteamericanos tenían dos problemas, la sociedad con Daimler (Mercedes) estaba sacando chispas, y la industria automotriz de su país estaba pasando por momentos de crisis. La escalada fue rápida, en 2007 los alemanes se desasían de Chrysler y en 2009, en medio de la crisis mundial, los de Detroit entraban en quiebra. En medio de todo eso, se cancelaba el proyecto del Firepower que era reemplazado por el más tradicional/nacionalista Challenger.
Chrysler siguió aplicando su estilo de diseño Art Decó a su gama, pero a mí gusto, exceptuando al 300C, todos los demás modelos con esta estética resultaron poco agraciados. Una lástima, el Firepower parecía mostrar que Chrysler podía ser la Maserati norteamericana… bueno, con la alianza con FIAT varios de sus modelos terminaron rebautizados como Lancia.