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Manejamos el renovado Porsche Cayenne que ya se vende en Argentina

El clásico SUV alemán se renueva con más potencia, suspensiones mejoradas y una experiencia digital más dominante. Lo manejamos en México y estas son nuestras impresiones.

Manejamos el renovado Porsche Cayenne que ya se vende en Argentina

Esta semana se presentó en México la actualización de mitad de vida de la tercera generación del Porsche Cayenne, modelo que tras este evento realizado en la Península de Yucatán comenzará a llegar a los mercados de Latinoamérica, incluida Argentina donde acaba de ser lanzada.

El nuevo Cayenne trae mejoras en el rendimiento en ruta, en el lujo interior y en el confort para el uso diario, pero también incorpora una actualización estética exterior y un nuevo interior mucho más digital.

En materia mecánica, esta iteración se ofrecerá con carrocería SUV y Coupé, y en versiones Cayenne con motor V6, Cayenne S con motor V8, Cayenne e-Hybrid y el poderoso Cayenne Turbo GT Coupé, que mantiene su portentosa configuración actual.

Manejamos por las rutas y caminos secundarios en la zona de Mérida, y realizamos una prueba de carácter off-road, para saber de primera mano cómo se comporta este Cayenne con todas sus mejoras. Estas son nuestras conclusiones.

Porsche Cayenne: la nueva experiencia interior

Vale decir que el nuevo interior está derivado del Taycan y estrena lo que la marca denomina Porsche Driver Experience, con una propuesta tan digital que es posible tener cuatro pantallas frontales actuando simultáneamente.

El cuadro de instrumentos es nuevo, una pantalla curva de alta resolución y 12,6 pulgadas, que elimina para siempre los relojes analógicos tradicionales del Cayenne. Para los nostálgicos, una de las configuraciones de pantalla es, precisamente, con los cinco marcadores circulares a la vista. Porsche dice que la pantalla es de tan buena calidad y resolución que no hay reflejos que molesten a la vista, y por lo mismo elimina la visera sobre ella. Es cierto, a pleno sol del mediodía la pantalla ofrecía una legibilidad excelente, pero la ausencia de la visera sobre los marcadores se ve al menos rara.

La segunda pantalla es la del sistema PCM, que es de 12,3 pulgadas, un sistema que además de conectividad inalámbrica a teléfonos, ofrece el control de muchos apartados, como el sistema de sonido, la navegación y los controles del auto.

En general, la experiencia de uso es muy buena, con una grandísima resolución y un funcionamiento fluido y sencillo. No es el sistema más intuitivo a primera vista, pero con el paso de las horas nos relacionamos mejor con él. Solo hay que aprender cómo cambiar los menús y listo.

La tercera y cuarta pantallas son opcionales. La primera es el Head-Up Display, la segunda es una específica para el copiloto, de 10,9 pulgadas, donde el usuario puede manejar funciones como el climatizador y la navegación, pero sobre todo puede divertirse viendo una serie o videos de YouTube. Esta pantalla cuenta con una película invisible que impide verla si no la estás mirando de frente.

En general no son tan fanático de los interiores súper digitales en los autos porque son menos funcionales para el conductor que un grupo de mandos físicos bien puestos, y esto mismo debe pensar Porsche, ya que nos ofrece nuevos mandos físicos para la climatización en la consola central, con un tacto agradable y súper sencillos de usar.  

También son nuevos el botón de encendido, que reemplaza la tradicional llave a la izquierda del clúster, y la palanca de cambios se reemplazó por un especie de joystick puesto al lado derecho del clúster, que se toma del 911. Se pierde algo de tradición con estos cambios, pero funciona súper bien.

Vamos al habitáculo, que mantiene su altísima calidad percibida, con buenos materiales como cuero, aluminio, fibra de carbono, y polímeros blandos al tacto. Los asientos ofrecen una ergonomía óptima para todo tipo de cuerpo y para todo tipo de manejo. Y la sensación de aislamiento de la cabina es superlativa.

Porsche Cayenne: la nueva experiencia de manejo

Dos mejoras del Cayenne se dan en el apartado mecánico: motores y suspensiones. El Cayenne de entrada utiliza un V6 3.0 turbo que aumenta la potencia a 353 CV y 500 Nm de par, mientras que el Cayenne S cambia el V6 por un V8 4.0 biturbo con 474 CV y 600 Nm. Pudimos manejar ambas versiones durante nuestra prueba en México.

También se comercializarán las versiones híbrida enchufable E-Hybrid, con 470 CV y 650 Nm, y la deportiva Turbo GT, que se mantiene en 659 CV y 850 Nm. Todos ellos se gestionan con una caja de cambios automática de 8 cambios y el sistema de tracción total de Porsche, que ofrece modos de manejo Normal, Sport, Sport+ y Off-Road.

Respecto de la suspensión, Porsche reemplazó los amortiguadores de una válvula para extensión por dos válvulas independientes para el control de la compresión y el rebote, ofreciendo más confort de marcha en todas las condiciones, y más aplomo y dinamismo en velocidad.

La suspensión neumática se mantiene como opción, y también cuenta con mejoras, ofreciendo ahora dos cámaras y dos válvulas para ser más rápida de reacción.

Partimos con el Cayenne S con carrocería SUV, y el nuevo motor lo cambia todo: aceleración, recuperación y sonido vibrante de los escapes nada más arrancarlo.

Partimos manejando muy suaves porque la salida de Mérida fue en medio de un alto tráfico, y ya notamos el efecto de los nuevos amortiguadores, con una alta capacidad de absorción de irregularidades, tanto en la compresión como en la extensión, sin golpes al bajar ni rebotes al subir, ni siquiera en el modo Sport+.

Pese a su alta potencia, el auto va como uno quiere ir, no te está pidiendo a cada rato que lo pises a fondo. Es suave y muy sencillo de manejar en el día a día, insisto, pese a tener casi 500 caballos de fuerza.

Luego se nos abrió la ruta y pudimos probar la respuesta del V8 al toque del acelerador, y no alcanzamos ni a afirmarnos cuando salimos disparados y nos clavamos en el respaldo. Sí, es híper reactivo siempre, no sólo en Sport+, y cuenta con una gestión de caja superlativa.

Toda la conducción es súper deportiva. Los cambios aguantan hasta bien arriba en el tacómetro antes de subir (no se necesita usar las levas), y la aceleración es tan líneal que no parece parar, y todo esto pasa con una sinfonía de los escapes, que además cuentan con un botón que te permite escucharlos más y mejor desde el puesto de conducción.

Volvemos a bajar las revoluciones y el Cayenne vuelve a ser tan civilizado como era antes. Sí, el Cayenne es un SUV y es un deportivo.

El comportamiento también parece mejorado. La cabina se siente mejor insonorizada, las sensaciones en el asiento son muy agradables, y en las manos no se perciben molestias del pavimento, aunque la información que me llega desde abajo es intensa. Y cuando vamos rápido, el aplomo está ahí, mejorado, lo que permite girar más fuerte y más seguro.

Luego nos bajamos del Cayenne S y nos fuimos a un Cayenne Coupé, con su motor V6 potenciado, que al igual que el V8, es un motor equilibrado y agradable de utilizar, redondo a baja velocidad, equilibrado a medio régimen, y brutal a tope.

La respuesta del motor sigue siendo contundente, pero no es igual que en el V8 y, de hecho, el auto que nos antecedía se nos fue alejando con relativa facilidad. Pero funciona perfecto para cualquier uso. Sigue siendo elegante de conducción en ciudad, con una suspensión que ofrece más confort, y con una respuesta grande cuando se necesita adelantar en ruta.

Ambos modelos se sienten tan ágiles, que se nos olvida que el Cayenne pesa más de dos toneladas en la versión de entrada, y casi 2,5 en la S.

En caminos de tierra tampoco decepciona con buena tracción cuando nos tocó pasar por zonas de barro, y una alta capacidad de filtrar lo que pasa bajo las ruedas. Hay un modo off-road que modifica varios parámetros y que activa automáticamente una cámara perimetral cuando hay cosas muy cerca de nosotros.

Porsche Cayenne: conclusiones

Siempre ocurre con Porsche, parece difícil mejorar algo que ya era extraordinariamente bueno, y siempre nos sorprende con mejoras que son absolutas.

Este nuevo Cayenne es más deportivo, pero también más confortable, más utilizable en todas las condiciones, y con una experiencia digital más avanzada, aunque un poco abrumadora.

Es un SUV pensado para cumplir perfecto en un uso del día a día y aportar deportividad cuando haga falta. Y ambas cosas las hace a la perfección.

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