La empresa estadounidense comandada por Elon Musk sigue acumulando controversias. Hace poco te contábamos sobre la polémica que genera el hecho de que su rol de automotriz no es rentable sino que sus ganancias son generadas por la reventa de créditos que le otorga el estado, y ahora tenemos una denuncia del gobierno alemán por la posible colocación de tuberías ilegales que dañan el medio ambiente.
Según el Ministerio de Medio Ambiente de Brandeburgo, (lugar donde se está construyendo la inmensa Gigafactory de Tesla) se encontraron zanjas para tuberías ilegales que podrían enviar aguas residuales industriales a un área de protección de agua potable cercana. Por ese motivo, el Ministerio detuvo la construcción durante el mes pasado e inició una investigación al respecto.
Según el reporte técnico, las tuberías soldadas simples que se instalaron no son lo suficientemente gruesas para garantizar que las aguas residuales industriales que fluyen a través de ellas no se filtren en el agua potable local, una “avivada” para abaratar costos de una empresa que se proclama ecológica.
Thorsten Deppner, abogado de la asociación ambiental en Brandeburgo no se anduvo con medias tintas: "Esto destruye una base de confianza que asumí que existía, al menos entre la autoridad de licencias y Tesla, donde uno podía confiar en compromisos mutuos, por así decirlo"
Lo irónico del asunto es que durante el parate para investigar, Elon Musk hizo públicas sus críticas al gobierno alemán señalándolo de burócrata, acusándolo de no entender la urgencia con la que su empresa “está luchando contra el cambio climático”.
Lo cierto es que todo parece indicar que la promesa de Musk de terminar la Gigafactory para este año está lejos de cumplirse. Hay varios edificios críticos que todavía no están terminados y hasta el momento no se ha presentado ninguna solicitud de construcción para la planta de baterías que Tesla pretende construir en el lugar.