La firma suiza Garrett, uno de los fabricantes más reconocidos de turbos, cayó en bancarrota. Este paso, dado de forma voluntaria por la compañía, tiene como fin proteger su negocio ante la crisis generada por la pandemia del Coronavirus, y sucede a dos años de haberse independizado de Honeywell, otro importante fabricante del rubro.
Los problemas de Garrett no solo aparecieron con el COVID-19, sino que ya venía arrastrando un inconveniente más complejo y que surgió varios años atrás: Honeywell, que a su vez era una división del grupo Bendix, recibió demandas de personas que se vieron expuestas a piezas con asbesto, material altamente cancerígeno. Debido a esto, tanto Honeywell como Garrett tuvieron que hacerse cargo de las indemnizaciones, incluso con Garrett ya independizada.
En 2019 la firma suiza demandó a Honeywell para buscar un acuerdo que la liberase de los mencionados cargos económicos que habían sido impuestos por esta, y que incluían un vínculo de 30 años tras la separación. Sin embargo, eso no habría sido suficiente para declararse en quiebra.
Actualmente, Garrett está buscando venderse en la Bolsa por cerca de USD 2.1 billones, y aparentemente ya tendría un comprador: la empresa KPS Capital Partners parte como favorita para rescatarla.
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