Según un estudio publicado por el World Resources Institute, los embotellamientos y una planificación urbana deficiente podrían privar a los países en desarrollo de oportunidades y obstaculizar el progreso económico en ciudades de rápido crecimiento. A medida que más personas migran a las ciudades, las rutas congestionadas, los costosos viajes diarios y la falta de opciones de transporte confiables están trastornando las economías urbanas y afectando la calidad de vida.
Por eso, las ciudades deben pasar de un enfoque principal a mover el tráfico más rápido y acomodar más vehículos para priorizar el acceso para toda la población. Esto exige una integración mucho más fuerte entre las agencias de planificación de transporte y los desarrolladores urbanos.
Conforme al estudio, el 56% de las personas que viven en la Ciudad de México no contaban con servicios suficientes en términos de su capacidad para llegar a los lugares de trabajo, frente al 42% de los residentes en Johannesburgo.
Sin duda alguna, el tráfico es un problema "crónico" en muchas ciudades en desarrollo, con un crecimiento económico que a menudo se prioriza por encima de la planificación y las consecuencias más fuertes que sienten las comunidades pobres.
Al día de hoy, las áreas urbanas están listas para absorber al 55% de la población del planeta, cifra que según las Naciones Unidas aumentará a 68% para 2050. Ante estas cifras, las ciudades están buscando nuevas formas de enfrentar las presiones de hoy en día, desde la creciente migración a la infraestructura inestable.
Es un hecho que transporte seguro, económicamente eficiente y bien conectado desempeña un papel importante para facilitar la movilidad individual y los flujos comerciales, que son esenciales para el desarrollo sostenible de las regiones, sin embargo, esto no sucede en la mayoría de las ciudades con mayor población, por lo que la gente recurre a la compra de un automóvil. Según las Naciones Unidas, casi mil millones de personas carecen de redes de caminos adecuadas, lo que dificulta su acceso a los servicios básicos y puede profundizar las desigualdades sociales.