La Toyota RAV4 es la SUV más vendida del mundo y está dando mucho de qué hablar. A la espera de que la quinta generación llegue a la Argentina, tuvimos la oportunidad de manejarla en México y realmente nos sorprendió por sus capacidades, especialmente fuera del asfalto.
La travesía
El trayecto de nuestra ruta comprendió ciudad, ruta y off-road. Recorrimos casi 600 km entre la Ciudad de México y Puebla. En ruta, el tramo más divertido fue la sierra que divide México de Puebla y las curvas de Cumbres de Maltrata que unen Puebla con Orizaba. Si bien nos tocó algo de tráfico, no mermó nuestra ruta ni el poder disfrutar la camioneta.
El viaje por tierra fue para subir al Pico de Orizaba, un camino realmente sinuoso, tcon arena suelta, tierra húmeda y mucha piedra. El bosque fue nuestra principal compañía y ya en la parte más alta, muchas rocas. Nuestro punto más alto fue de más de 4,.200 msnm. Posteriormente el descenso fue por otro camino distinto, pero con las mismas condiciones de terreno.
Manejamos y llevamos a la @ToyotaMex RAV4 2019 al Pico de Orizaba, llegamos a una altitud de poco más de 4,200 m sobre el nivel del mar. #RAV4Fuego #RAV4Elementos pic.twitter.com/BLR6FbcaGM
— Autocosmos México (@Autocosmos) 22 de febrero de 2019
Sobre la SUV
En esta ruta manejamos la variante XLE. Ésta posee un motor de 2.5 L con 204 CV y 243 Nm, la caja es automática de octava y está ajustada a un sofisticado sistema de tracción integral. Ofrece seis modos de manejo: normal, eco, sport, barro-arena, piedra-polvo y nieve.
Comportamiento dinámico
En la ruta empleamos el modo sport, para divertirnos por un buen rato. Lo primero es que no se percibe pesada, tiene buena aceleración para realizar rebases con tranquilidad y en caso de frenar repentinamente hace una buena ejecución. La dirección se retroalimenta bien, por lo que no se siente artificial ni dócil, y podés realizar tus trazos con toda seguridad. La ejecución de la caja en modo manual es precisa, se protege bien al momento de revolucionarla demasiado y emplea a la perfección los ocho cambios.
Para el ascenso usamos el modo barro-arena, pues había tramos ligeramente húmedos y arenosos. Aquí la Toyota RAV4 se comporto firme, pasando sin problema gracias a la buena altura del chasis y la ejecución de la tracción integral. Acá teníamos que ir con cuidado, manteniendo nuestra distancia con otras RAV4, porque el polvo llegaba a ser demasiado e impedía la visibilidad, además de que los caminos eran estrechos con muchas barrancas.
Después de los 3.500 msnm, las condiciones del terreno fueron cambiando, y pasamos al modo piedra-polvo. Aquí el trayecto fue el más complicado, por tramos había arena volcánica que dificultaba las cosas. Si acelerabas bruscamente podías quedarte, y si no acelerabas podía pasar lo mismo.
Por otra parte, había rocas de todos tamaños, algunas había que evitarlas pasando a un lado de ellas, otras las cruzabas sin problema por el enorme tamaño que tenían y algunas fueron de gran ayuda para tener mejor tracción.
Todo el tiempo empleamos el modo manual, en primera o segunda velocidad según se requería, nuestra velocidad no superó los 30 km/h (a veces íbamos incluso más despacio). En esta situación el trabajo de la tracción integral de la RAV4 fue impecable, dando torque donde más se requería y adaptándose a la perfección para ir avanzando.
Conclusiones
Si bien la Toyota RAV4 es una SUV pensada para el uso diario en ciudad y viajar cómodamente en ruta, en condiciones off-road salió airosa gracias al buen trabajo de la tracción integral y la altura del chasis que posee. Si sos de los que les gusta la aventura, no te deja a pata.
Los modos de manejo realmente te facilitan la vida y se nota lo bien que trabajan. Disfrutamos mucho el ascenso, una experiencia increíble e inolvidable.