Allá por 1968, el por entonces flamante fabricante de superdeportivos Ferruccio Lamborghini disfrutaba de sus éxitos con el 350 y 400 GT, los primeros automóviles de la marca del toro rampante y uno de los dolores de cabeza de Don Enzo Ferrari, que veía cómo de a poco su vecino comenzaba a forjar su propia historia. Por aquel entonces, el mandamás de Lamborghini encargó al astillero Riva la construcción de una lancha Aquarama con una particularidad muy especial, su motorización.
Detrás de los pasajeros se montaron dos motores V12 de 4.0L y 320CV cada uno, pertenecientes a la última serie del 350GT, el primer auto de la marca. Esta hermosura surcó los lagos italianos hasta que en 1993, con la muerte de Ferruccio, quedó abandonada en una guardería náutica.
Los años pasaron y no fué hasta 2010 que un restaurador se puso en su búsqueda. Por suerte la encontró, la compró y encaró una minuciosa restauración, al punto que se vió en aprietos para conseguir los dos motores originales del Lamborghini 350GT y hacer que funcionen como corresponde. Para lograrlo se valió de la ayuda del padre del Miura SV y recientemente fallecido Bob Wallace, quien lo asistió para lograr que uno de los motores girara de forma invertida.
Luego de tres años de una costosa restauración, las prestaciones de la Riva Aquarama Lamborghini son impresionantes: tiene un total de 640 CV y se desplaza a 48 nudos, que son casi unos 90 Km/h.
Pura belleza y fuerza italianas, escuchá como sonaba en sus primeras pruebas en el video que está más abajo.
Riva Aquarama impulsada por dos V12 de Lamborghini