De acuerdo con la investigación publicada en la revista norteamericana Journal of Personality and Social Psychology bajo el nombre de “Pavos reales, Porsches y Thorstein Vebles: El consumo ostentoso como un sistema de señalización sexual”, los productos de lujo como los autos cumplen la misma función que el plumaje en los pavos reales, que en su época de reproducción abren la cola como un abanico y emiten un sonido característico para atraer a la hembra, los hombres se pavonean en sus lujosos vehículos para atraer a las mujeres.
Jill Sundie, profesor de la Universidad de Texas San Antonio y autor principal del estudio asegura que “mostrar un auto de lujo en la primera cita puede favorecer a un encuentro sexual, pero no garantiza que la relación vaya más allá y adquiera un carácter estable”.
Asimismo, una de las principales diferencias que establece el estudio es entre el deseo sexual y el amor, ya que a pesar de que el sexo femenino se sienta más atraído por la ostentación masculina, los hombres más deseables -para sentar cabeza- son aquellos que tienen vehículos comunes.
Según esta investigación, cuando las mujeres consideran iniciar una relación duradera, no supone una ventaja que los caballeros posean un auto premium frente a los de otros segmentos.
Así que si algún hombre busca un “compromiso para toda la vida” no es necesario que incurra en grandes gastos, sin embargo, si lo que busca es algo menos formal, un auto ostentoso puede jugar a favor del deseo en el sexo opuesto.